miércoles, octubre 3


La Metáfora del Bote


A menudo uno se enfrenta a situaciones complicadas en la vida. En la medida que uno las supera, va adquiriendo armas para los nuevos desafíos que inevitablemente aparecerán. Es algo así como "lo que no te mata te hace más fuerte"... Como una forma de entender este proceso, en el último tiempo he usado una metáfora que me ha servido bastante, tanto para aconsejar a seres queridos que a veces se ven aproblemados por algunas zancadillas de la existencia, como para ayudarme a mi misma a comprender y asimilar lo que estoy viviendo. Bueno, la metáfora es esta:


"Uno está en la vida tal como una persona en un bote en medio del mar. Dispones de algunos implementos para evitar hundirte y avanzar en una dirección en particular: tu bote y los remos. Estando en medio del mar pueden pasar muchas cosas: el mar puede estar tranquilo, el día bonito y con una agradable brisa que te sopla en la cara mientras remas feliz de la vida. Pero también puede que el mar esté medio picado, con mucho viento y con negros nubarrones acercándose en forma amenazante.

Estando en el bote, tus implementos pueden ser de distinta clase. A lo mejor solo tienes un remo, medio apolillado y que no te impulsa mucho; el bote puede ser viejo y que hace agua por todos lados; tus fuerzas a lo mejor son escasas y debes detenerte cada cierto tiempo a recuperar el aliento y volver a remar. Pero también puede darse el caso de que tengas una condición física digna de un titán, que tu bote en realidad sea una lancha y que los remos sean innecesarios, ya que dispones de un motor fuera de borda con hartos caballos de fuerza. Asimismo, el mar puede estar de diferente forma: a lo mejor es un mar tranquilito, sin muchas olas y que te permite ver hacia el horizonte o a tu destino sin grandes obstáculos, por lo que remas o navegas relativamente tranquilo y sin mayores preocupaciones, pero también puede ocurrir que mientras vas navegando, ves que adelante tuyo se forma una ola de tamaño respetable, la que crece y crece y tu vas inexorablemente hacia ella, no hay muchas posibilidades de escapar. Como habrás visto en películas o en alguna ocasión en que hayas estado en una embarcación en medio del mar, antes de llegar a la ola, parecerá que el bote va cayendo en una hondonada y de repente solo ves masas de agua a tu alrededor. Y detrás de una ola viene otra y otra.

La vida es como todo eso. Así como en el bote tienes implementos, tu dispones de competencias. Ellas son de diferente naturaleza: valores, habilidades y conocimientos. Cada una de estas competencias nos permiten mantenernos a flote y navegar en forma más o menos decente dentro de un mar lleno de tiburones o de peces de colores. Si esas competencias son potentes, nos moveremos como en una lancha. Si son modestas, bueno, estaremos en el bote que hace agua.

Así, las competencias son algo que uno puede más o menos manejar. Ya que si no son las adecuadas, uno deberá tratar de no meterse en aguas muy profundas. Pero el mar es otra cosa: independientemente de qué tan competente seas, si el mar está picado hay que tratar de defenderse lo mejor posible. Algunos pueden naufragar y hundirse hasta el fondo. Otros, en cambio, serán capaces de superar una ola tras otra. Asimismo, en la vida a menudo nos enfrentamos a un montón de problemas, unos más grandes que otros, y depende de nosotros y de cómo somos la manera en que les hacemos frente y los superamos"


Hace poco me puse a mirar para atrás por todas las cosas que he pasado y todos los problemas se ven ahora chiquititos en comparación con otros desafíos que veo en mi futuro como olas que se me acercan, pero cuando tuve que hacerles frente en su momento, me parecieron muy amenazantes y no veía como los vencería: la entrada al liceo, después la entrada a la universidad, entrar a trabajar, la muerte de mi papá, ...y tantas otras cosas; dentro del futuro se ven desafíos como la llegada de mi hijo(a), terminar mi carrera, las eventuales enfermedades....ufff...son cosas grandes, pero si uno ya ha superado otras olas, ¿por qué no estas?


Tal vez en algún momento llegue una ola que me voltee, tal como en la película "Una tormenta Perfecta", en que al final los protagonistas luego de enfrentar y superar la tormenta más desgraciada que uno pueda imaginar, se enfrentan a una ola final de 30 mts...pero no se echaron para atrás, pusieron el motor a toda máquina, apretaron los dientes y le echaron para adelante...


... esa es la lección final: por difícil que sea la situación, hacer lo mejor que uno pueda.... lo demás estará en las manos de Dios...





1 comentario:

Anónimo dijo...

....Me ha dejado meditando tu texto Nancy, la verdad es que es tan profundo como el mar que describes. Y comparto plenamente contigo el hecho de tener que luchar ante las "olas" o adversidades de la vida. La verdad es que pocas personas se dedican a meditar estas cosas, y por eso me parece super interesante que se planteen estos temas, en verdad te felicito. Excelente texto. Sólo puedo decir que debemos ser capaces de enfrentar las olas y esperar que el mar de la vida apacigue....